Historia

Historia de la Farmacología en Costa Rica

Ronald González Argüello, Ph.D.
Mercedes Barquero García, M. Sc.
Mereya González Nuñez, Lic.


Desde la Universidad de Santo Tomás hasta la Universidad de Costa Rica

En este primer capítulo se reseñan los antecedentes de la enseñanza de la Farmacología ocurridos durante el siglo XIX en la Universidad de Santo Tomás (1844); luego, la creación de la Facultad de Farmacia (1897), hasta llegar al establecimiento de la Universidad de Costa Rica (1940).

La Universidad de Santo Tomás

El 3 de mayo de 1843, gracias a la tenaz labor del Dr. José María Castro Madriz, la casa de enseñanza de Santo Tomás obtuvo, mediante decreto, el grado de universidad (1). A principios del siglo pasado, dadas las deficientes condiciones de salud del país y la gran escasez de personal médico y farmacéutico, principalmente de los últimos, "urgía preparar, por medio del estudio y la práctica, a los inseparables compañeros de los médicos, a sus auxiliares inmediatos, a quienes debían confiar la salud y la vida de sus pacientes" (2).

Es así como, impulsado por el requerimiento de la sociedad costarricense de contar con farmacéuticos calificados que garantizaran la salud pública y lucharan por su mejoramiento, el entonces progresista Presidente de la República, Dr. José María Castro Madriz, decidió establecer, el 17 de enero de 1849, una cátedra de Farmacia en la Universidad de Santo Tomás. Pero esta cátedra no tuvo más suerte que el intento de 1848 cuando se le encargó al Sr. Santiago Bourdon la creación de la cátedra de Farmacia, oportunidad que la juventud costarricense no aprovechó ya que no hubo suficiente matrícula. La cátedra del 49, a pesar de las grandes necesidades del país, existió sólo en el papel, y el único año en que funcionó fue 1862, cuando se impartió un curso de Farmacia (3).

En 1874, se dieron cursos de Farmacia en el Hospital San Juan de Dios y, tres años después, el señor Fernando Muñoz se graduó como farmacéutico, aunque no conocemos la relación -si la hubo- de estos cursos y la Universidad de Santo Tomás. A la postre, el señor Muñoz fue el primer farmacéutico graduado en el país (4).




Universidad de Santo Tomás. Ave. 2, Calles 1 y 3
(actualmente edificio del Ministerio de Hacienda)

 
En cuanto a la cátedra de 1849, el artículo 2 del decreto Nº III de 1849 hace referencia a su programa de estudios:
El estudio de dicha ciencia se divide en teórico y práctico. El teórico durará dos años: en el primero se enseñarán las siguientes materias accesorias: "física-médica", "química-médica" y "zoología-médica"; y en el segundo se enseñará "farmacia-teórica". El estudio práctico durará dos años continuos y deberá hacerse, por ahora, en una botica pública bajo la dirección del catedrático de Farmacia o de cualquier otro profesor de dicha Facultad (5).

Llama la atención, en este primer programa de Farmacia de cuatro años, la materia denominada "química-médica". Aunque no se dispone de mayores datos acerca de esta asignatura, su mismo nombre y el hecho de que estudiara sustancias químicas y su aplicación medicinal, hacen pensar que, posiblemente, en ella se encuentren las raíces de la Farmacología en nuestro país.

Además de la cátedra de Farmacia, existió la imperiosa necesidad de contar con suficientes médicos. En varias ocasiones se trató de crear los estudios de medicina, de los cuales el Dr. Paulino González narra su trayectoria:

Durante el año de 1839 Don Braulio Carrillo intentó fundar una cátedra de la materia (Medicina) a cargo del Dr. Nazario Toledo, pero la falta de hospitales y otros instrumentos metodológicos impidieron la realización del proyecto. Lo mismo sucedió en 1844, en 1850 y en 1866 ya dentro de la Universidad de Santo Tomás hasta que por fin, en el año de 1872, por iniciativa del Dr. José María Castro Madriz, se enviaron a traer a Europa los instrumentos necesarios y se abrió la cátedra en aquellos momentos en que su gestor buscaba ampliar las miras de la Universidad. (6)

Hubo tres egresados de medicina, quienes recibieron el título de bachiller en 1877: Héctor Polini, Diego Robles y Juan Ulloa (7). Probablemente en estos estudios hubo enseñanza de lo que nosotros llamamos actualmente Farmacología. Una confirmación de esta hipótesis, se encuentra en el plan de estudios de la Facultad de Medicina y Cirugía de la Universidad de Santo Tomás, del año 1879 en el que se incluyen, en el quinto año, las asignaturas de Terapéutica y Materia Médica, que también aparecerán, luego, en el plan de estudios de la carrera de Farmacia de 1897. Lo cierto es que ni la carrera de Farmacia ni la de Medicina funcionaron adecuadamente, ya que, con el correr del tiempo, los estudios se deterioraban y el panorama general en la Universidad de Santo Tomás se volvió difícil. Por ello, es de suponer que la enseñanza de la Farmacología también haya tenido tantos altibajos como sus carreras madres. Todo este período finalizó con el decreto de don Mauro Fernández (Secretario de Instrucción Pública, Presidencia de Bernardo Soto, 1885-1889) y la confirmación del Congreso. El 20 de agosto de 1888 donde se clausuró la Universidad de Santo Tomás (8), entre otras, por las siguientes razones:

1) Que la Universidad no tenía organizadas las Facultades que constituían la vida propia de esa Institución.
2) Que las condiciones del país no eran un medio suficiente para organizar un centro de investigación puramente científico.
3) Que los estatutos y demás disposiciones que regían la Universidad no concordaban con los progresos de la ciencia ni con los medios de la condición social costarricense.
4) Que era indispensable la reforma de esas leyes y la creación de los elementos necesarios para que los estudios superiores pudieran desarrollarse en toda su extensión.
5) Que la Escuela de Derecho, única establecida en ese momento, reclamaba una organización completa, capaz de proporcionar todos los conocimientos que demandaban la naturaleza y la función especial de la ciencia jurídica (9).

Desgraciadamente hubo más voluntad política para cerrar la Universidad, que para luchar por su reorganización y mejoramiento.
Contrario a lo que pudiera pensarse, el cierre de la Universidad de Santo Tomás no fue el fin, con respecto a la Farmacología; más bien, marcó el inicio.


 

El Protomedicato de la República

Corría el 28 de octubre de 1857 cuando, durante la administración de don Juan Rafael Mora Porras (1849-1859), se creó el Protomedicato de la República y la Sociedad Médica (10). Pero, ¿qué era esta institución y cuáles eran sus funciones?
Los protomedicatos fueron instituciones de origen español que durante la época colonial existieron especialmente en los Virreinatos y Capitanías Generales, subsistiendo aún en América Hispana durante los primeros años de independencia, para ceder luego el campo a las Facultades y Colegios (11).

El Protomedicato tenía por objetivo estimular el progreso de las ciencias médicas y proteger la salud pública. Al respecto, el artículo primero de la creación del Protomedicato expresa:

Se establece en la República el protomedicato y la sociedad médica; el primero en concepto de tribunal médico, compuesto de un Protomédico, Presidente del tribunal, que lo será también de la sociedad médica, de dos vocales, un censor y un secretario con el carácter de notario médico. La segunda en concepto de un cuerpo literario, compuesto de todos los doctores y licenciados en Medicina y Cirugía, farmacéuticos, obstetrices y dentistas que actualmente existan en el país, cuyos títulos estén en regla y a quienes se haya concedido licencia para ejercer su profesión en virtud de ellos. (12)

Don Rafael G. Escalante, Vicepresidente de la República, en ejercicio del Poder Ejecutivo, decretó, el 15 de junio de 1858, el reglamento del Protomedicato (13), con lo cual quedan expuestas sus atribuciones: tribunal de exámenes teórico-prácticos en todas las ramas de las ciencias, y cuerpo inspector de salubridad pública y policía médica. Como tribunal de exámenes, su función era evaluar a los profesionales graduados en el extranjero y autorizarlos para trabajar en el país. Así, evaluaba a médicos y cirujanos, farmacéuticos, dentistas, comadronas u obstetrices y hasta a sangradores. A los farmacéuticos se les examinaba, entre otras cosas, en Química Médica, como materia importante que debían dominar. Con la reforma efectuada el 4 de agosto de 1859 al reglamento del Protomedicato, a la Química médica cambió su nombre a Materia Médica. (14)
Si bien es cierto, el Protomedicato no enseñó Farmacología de una manera formal, la Materia Médica constituía un aspecto importante en sus evaluaciones, con lo que la mantenían viva. Como consecuencia del cierre de la Universidad de Santo Tomás, aunado a las necesidades sociales de médicos y farmacéuticos así como la existencia de jóvenes deseosos de realizar estudios superiores en ciencias, se preparó el ambiente para el establecimiento de la Facultad de Medicina, Cirugía y Farmacia y, posteriormente, la creación de la Escuela de Farmacia.

El 3 de abril de 1895, el Dr. Juan J. Ulloa Giralt, hijo del Lic. Juan José Ulloa Solares (último rector de la Universidad de Santo Tomás, muerto el 24 de junio de 1888), logró que el Congreso de la República reorganizara el Protomedicato -que no había funcionado adecuadamente- y que, en lo sucesivo, se llamara Facultad de Medicina, Cirugía y Farmacia de Costa Rica (15). Pero, su estructura no debe confundirse con una escuela superior, pues, básicamente, tenía características gremiales muy similares a las de los actuales colegios profesionales. (16)



Doctor Juan J. Ulloa G.

El 29 de agosto de 1895, el Congreso aprobó la ley orgánica de la Facultad de Medicina, Cirugía y Farmacia, emitida por la comisión permanente. Un hecho fundamental realizado por esta Facultad, en cumplimiento de sus objetivos de "dirigir la enseñanza de esas ciencias, promover y fomentar su desarrollo, conferir títulos académicos de las diversas ramas que ellas abrazan" (17), fue acordar el establecimiento de una Escuela de Farmacia (sesión del 1º de febrero de 1897) y aprobar, el mismo día, su reglamento general. El 5 de febrero se dio a conocer el proyecto al Poder Ejecutivo, el cual lo refrendó tres días después.

La Escuela de Farmacia

La fundación de la Escuela de Farmacia fue fundamental, no sólo para la enseñanza de la Farmacología, en forma seria y constante, sino también de otras disciplinas como biología, botánica, química, anatomía, bacteriología, fisiología, etc., pues, durante muchos años, fue el único centro de enseñanza superior en el país que favorecía las ciencias. En los primeros años, la Escuela ocupó una casa de habitación, situada al suroeste del Parque Central de San José, sobre la avenida octava (18). Con la aprobación de su reglamento, el 8 de febrero de 1897, surgió el primer currículum de Farmacia. Tenía una duración de cuatro años y, en el último año, incluía varios cursos estrechamente relacionados con la Farmacología, entre ellos, Materia Médica y Terapéutica General. Eran cursos anuales que se impartían desde marzo hasta noviembre y, en diciembre, se hacían los exámenes (orales y anuales) ante un tribunal. El examen duraba un mínimo de media hora y un máximo de una hora y se calificaba con sobresaliente, bueno, mediano o suspenso.

Los cursos se iniciaron el 15 de marzo de 1897 con trece alumnos. Durante los años 1897 y 1898, la Escuela fue administrada por la Junta de Gobierno de la Facultad de Medicina, Cirugía y Farmacia. Durante 1899, 1900 y 1901, fungió como director don Elías Jiménez Rojas, quien le dio un gran impulso a esta institución, por lo que Alonso Pérez Calvo, en su libro Memoria General, lo considera como el padre de la Farmacia en Costa Rica. (19)

Plan de Estudios de Farmacia de 1897

PRIMER AÑO
1-Física General y Experimental
2-Química Inorgánica
3-Historia Natural
4-Botánica General

SEGUNDO AÑO
1-Química Orgánica
2-Botánica
3-Trabajos de oficina (Despacho de Recetas).
4-Zoología General
5-Mineralogía y Cristalografía

TERCER AÑO
1-Química Analítica Farmacéutica (Práctica de Análisis Cualitativos y Cuantitativos).
2-Elementos de Fisiología Humana
3-Trabajos prácticos de oficina
4-Farmacia Teórica, primera parte.

CUARTO AÑO
1-Análisis Tetrimétricos
2-Toxicología
3-Trabajos prácticos de microscopio
4-Materia Médica
5-Terapéutica General
6-Farmacia Teórica, segunda parte
7-Cursos teóricos y prácticos en trabajos de laboratorio.


La enseñanza de la Farmacología


Desde enero de 1899 era profesor de la Escuela el Dr. Teodoro Picado, a quien se le encargó impartir Farmacodinamia, entre otras materias. Aunque llama la atención la proclama de este nombre tan moderno, pues, en esa época, se prefería hablar de Materia Médica o Química Médica, no es de extrañar, ya que el profesor Teodoro Picado poseía una amplia cultura; acababa de regresar de Europa y, en Ginebra, había obtenido su título de médico. Recorrió varios países europeos donde se empapó del conocimiento científico más actualizado.



Edificio de la facultad y escuela de farmacia 1902-1919.
(Calles 4 y 6, avenidas Central y 1, San José).

Entre las tesis que desarrollaban los alumnos en los exámenes anuales de Farmacodinamia, se encontraban temas como antisépticos orgánicos e inorgánicos. En ese tiempo, se daban dos lecciones de Farmacodinamia a la semana, con una duración de una hora cada una.

En 1901 cuando se produjeron cambios de profesores, pues el Dr. Teodoro Picado fue sustituido por el médico Dr. Carlos Pupo Pérez. Tal vez el Dr. Teodoro Picado no sea el primer profesor de Farmacología que registra la historia en Costa Rica, pues ya se habían dado cursos de esta materia en la Universidad de Santo Tomás, pero, al menos, es el dato que está mejor documentado, y sí consta que fue el primer profesor de esta materia que registra la Escuela de Farmacia de la Facultad de Medicina, Cirugía y Farmacia.

En la tercera memoria de la Escuela de Farmacia, presentada en marzo de 1902 por el inspector de ese centro (en 1901 el cargo de director de la Escuela se cambió por el de inspector), aparece, en el artículo dos del Reglamento General, lo siguiente:

Su enseñanza (de la Farmacia) es experimental y abraza principalmente las ciencias físicas y la Farmacología (20).

Por esta época, el plan de estudios de la Escuela de Farmacia presentaba, en el cuarto año, la Farmacología, entendida como farmacodinamia general, de la que una definición en inglés expresaba:

General Pharmacodynamics comprising the knowledge of physiological action of drugs power of remedial agents on living organisms during health (pharmacodynamics prop.), during sickness (the therapeutics) when given in poisonous doses (toxicology) (21).

Creación del Colegio de Farmacéuticos

La unión de médicos y farmacéuticos en la Facultad de Medicina, Cirugía y Farmacia no duró mucho. Roces entre el gremio de los farmacéuticos y el de los médicos condujeron a los primeros a impulsar un movimiento que culminó con la separación de los farmacéuticos de la Facultad de Medicina, Cirugía y Farmacia para agruparse en el Colegio de Farmacéuticos, decretado por el Congreso Constitucional de la República mediante la ley Nº 74 del 12 de agosto de 1902, durante la administración del Lic. Ascensión Esquivel (1902-1906). Algunos médicos apoyaron la separación de los farmacéuticos porque la consideraron justa, uno de ellos fue el Dr. Juan J. Ulloa G.

Con la creación del Colegio de Farmacéuticos, la Escuela de Farmacia pasó a ser de su dependencia. El 28 de noviembre de 1902, los delegados de la Facultad de Medicina y Cirugía hicieron entrega oficial de la Escuela de Farmacia al Colegio de Farmacéuticos y, desde ese momento hasta la fundación de la Universidad de Costa Rica, el Colegio administró la Escuela. En ese entonces, la Escuela se instaló en los altos de la tienda La Norma, de don Miguel Turull, localizada sobre la avenida central, entre las calles 4 y 6, en San José.

El Reglamento General de la Escuela de Farmacia de 1903 establece que el currículum de Farmacia es de cuatro años teóricos y dos prácticos. En el segundo y tercer años teóricos se ofrecía un curso de Farmacognosia (22). Aunque hoy la Farmacognosia está claramente diferenciada, por aquella época se ligaba a la Farmacología, pues la gran mayoría de las medicinas se derivaban directamente de las plantas.

Como una curiosidad, cabe mencionar que, en 1904, aparecía inscrito como alumno de la Escuela de Farmacia quien sería luego un destacado científico nacional: don Clodomiro Picado Twight, aunque no aparece en las nóminas de graduados de la Escuela, sino en listas de años posteriores, en que se desempeñaba como profesor.

Arsenal Terapéutico de la época

Aprovechando una declaración de drogas peligrosas hecha por la Presidencia de la República el 3 de enero de 1903, es interesante mencionar el arsenal terapéutico de aquella época y notar cómo algunas de esas drogas aún se siguen utilizando, entre ellas: antipirina, cólchico, cornezuelo de centeno o érgota, curare, digital, fenacetina, haba del calabar (fisostigmina), haba de San Ignacio (estricnina), nitrobencina, opio y sus preparados (paregórico), podofilo, etc. Estas drogas y sus preparados sólo se podían vender en boticas o botiquines autorizados por el Colegio de Farmacéuticos (23).


Grupo de profesores y alumnos de la Escuela de Farmacia, 1915.

Herbario de la Escuela de Farmacia

En un informe de febrero de 1916, los señores Otón Jiménez Luthmer y Eliécer Sibaja Lobo le comunicaban al señor Inspector de la Escuela los progresos en cuanto al establecimiento del herbario en ese centro. La existencia de este herbario era importante, pues, en ese entonces, se planteaba la necesidad de transmitir a los estudiantes de Farmacia algunos conocimientos acerca de las plantas medicinales y sus aplicaciones y, a su vez, se recalcaba la importancia de efectuar estudios científicos de estas plantas para conocerlas y aprovecharlas mejor, sin menospreciar los beneficios de la medicina popular. Según pensaban estos señores:
Sería de gran importancia estudiar de una manera científica y metódica muchas plantas de las cuales se sospechan determinadas propiedades por pertenecer a cierta familia o ser especie afín con otra conocida en la Materia Médica y, en muchos casos, por la sola tradición popular, siempre que esté robustecida por experiencias concluyentes (24).

Se habían seleccionado quinientas plantas, de las cuales la mitad estaba debidamente catalogada. Además, se tenía un centenar de plantas de Costa Rica, autóctonas y aclimatadas, más algunas de Austria.

La idea del herbario la había sugerido, tiempo atrás, el joven estudiante de Farmacia y botánico, don Otón Jiménez Luthmer, al solicitar permiso a la Junta Directiva para hacer una recopilación de plantas extranjeras y nacionales, según relató el Tesorero de la Escuela, Elías Granados M., quien opinaba que:

La Escuela de Farmacia debe estimular por todos los medios que estén a su alcance, inclusive premios en metálico, el estudio farmacodinámico de las plantas medicinales del país y de productos de otros reinos de la naturaleza que fueran de positiva utilidad para la terapéutica o la industria (25). Este pensamiento era un grito de alerta ante la escasez de medicinas y otros productos como consecuencia de la Primera Guerra Mundial y la poca producción nacional.

Para el año 1917, se seguían impartiendo dos cursos de Farmacognosia: uno en segundo año y otro en tercer año de la carrera, como aparece en el plan de estudios de 1903, en los cuales el profesor era el Dr. Carlos Pupo Pérez.

Programa de Farmacognosis, Segundo Año
Profesor: Doctor Don Carlos Pupo, 1917

1. Los medicamentos. Acción local y general. La dosis. Dosis homeopáticas. Influencia del estado de los órganos de absorción, eliminación, de la edad, temperatura a que se toman, de la costumbre y tolerancia, de la especie animal, en la acción medicamentosa. Anafilaxia. Objeto de la asociación de los medicamentos: correctivos, excipientes, sinérgicos. Efectos dañinos de la asociación de los medicamentos. Incompatibilidad farmacéutica y fisiológica. Antagonismo y antidotismo. Vías de absorción. Inyecciones intravenosas, hipodérmicas, intra-raquídeas. Enemas, colirios, fricciones, Inhalaciones, pulverizaciones, fumigaciones.
2. Purgantes.. Miel de abejas, maná, tamarindo, caña fístula, mercurialis annua, sulfato de soda, sulfato de magnesia, citrato de magnesia, magnesia calcinada, carbonato de magnesia, bitartrato de potasio, sal de Rochela, aguas minerales purgantes (Sedlitz, Epsom, Birmenstorf, Karlsbad, Villacabras, Pullna, Janos, etc.,) aceite de castor, cáscara sagrada, peristalina, ruibarbo, hoja sen, aloes, podofilina, evonimina, jalapa, escamonea, coloquinta, hormonal.
3. Anestésicos. Cloroformo, éter sulfúrico, alcohol. Alcoholismo. Anhídrido carbónico, protóxido de azoe, cloruro y bromuro de etilo, etano tribromado, somnoformo. Anestésicos locales. Cocaína, eucaína, tropocaína, helocaína, estovaína.
4. Asepsia y antisepsia. Desinfección de locales. Formaldehído, cloro, agua oxigenada, azufre, ácido bórico, sulfato de cobre, óxido de zinc, sulfato de hierro, yodo, yodoformo, diiodoformo, yodol, aniodol, airol, dermatol.
5. Mercuriales. Sales de plata
6. Hipnóticos. Su acción. Cloretona, cloral, hipnal, ural, clarolosa, cloralamoníaco, paraldehído, hidrato de amileno, isopral, hedonal, veronal, trional, tetronal, sulfones, somnos, luminal.
7. Modificadores de las secreciones bronquiales Bálsamo del Perú, Tolú, benjuí, trementina, terpina, terpinol, eucaliptol, alquitrán vegetal, kermes, óxido blanco de antimonio, azufre dorado de antimonio. Medicamentos vaso constrictores. Cornezuelo de centeno, ergotinas, Hidrastis canadensis, algodonero, Hammamelis virginica.
8. Carminativos. Anís, comino, perejil, clavos de olor, canela, mentas, nuez moscada, azafrán. Antiespasmódicos. Valeriana, asafétida, ámbar, almizcle, castoreo, tilo, naranjo, alcanfor, agua de laurel cerezo, ácido cianhídrico.
9. Astringentes. Tanino, tanalbina, tanígeno, protán, catecú, ratania, tanoformo, uva-ursi, alumbre, alumnol, bismuto, subacetato de plomo. Vomitivos. Ipecacuana, apomorfina, tártaro emético.
10. Arsénico. Arsenobenzol, enesol, galil, hectina, fenoles, trinitrofenol, salol, aseptol, timol, aristol, naftol, creosota, guayacol, resorcina, lisol, creolina.
11. Antitérmicos. Antipirina, piramidón, salipirina, ferropirina, fenacetina, exalgina, acetanilida, fenocol, criogenina, quinas, ácido salicílico.
12. Analépticos. Preparaciones de carne, peptonas, leguminas, aceite de bacalao, algas, glicerina, koumis, fósforo, fosfato de cal, hipofosfitos, hierro y sus sales, hemoglobina, aguas ferruginosas.
13. Opio y sus derivados. Belladona, Bromuros, Zinc. Estimulantes cardiacos, Digital estrofanto, nuez vómica, esparteina, convallaria, maialis. Adonnis vernalis, Nerium oleander, Eritrophleum guinense, cafeína.
14. Opoterapia. Helioterapia. Hidroterapia. Electroterapia. Psicoterapia. Rayos x. Radioterapia. Termoterapia, etc. Sueros y vacunas. Tuberculina, maleina y luetina.
15. Parasiticidas. Semen contra. Helecho macho, Apazote. Raíz de Granada. Timol. Espigelia.. Tónicos. Cuasia. Simarruba. Colombo, Genciana., Amargos aromáticos. Excitadores reflejos. Estrícneas. Amoniacales. Diuréticos. Escila. Teobromina. Teocina, Nitro dulce.


 

El Doctorado en Farmacia

En 1911 el Lic. Alfonso Pérez propone el doctorado en farmacia, idea que fue impulsada de nuevo en 1917, con un programa que contemplaba dos años más de cursos especializados después de terminar la licenciatura. En el primer año del doctorado destacaba, como una de las materias que se ofrecerían, la Materia Médica, es decir, aun en el nivel de posgrado se le otorgaba gran importancia a esta asignatura. Desafortunadamente, por falta de recursos económicos, este proyecto no se realizó (26).

Como se ha visto hasta el momento, desde la fundación de la Escuela de Farmacia, a la enseñanza de la Farmacología, con sus diversos nombres (Materia Médica, Farmacognosia, Farmacodinámica, etc.) siempre se le concedió mucha importancia, por lo cual no es de extrañar que, cuando en 1917 se modificó el reglamento de la Escuela y se implantó el sistema de tesis, los estudiantes pudieran elegir para la tesis, entre otros temas, la Materia Médica.

Los años difíciles para la Escuela de Farmacia

Los años de 1918 y 1919 fueron arduos para la Escuela de Farmacia, pero, por otro lado, afloró un aspecto positivo: ante la adversidad, los profesores mostraron sus firmes principios; en 1918, ante la reducción de la ayuda estatal a la Escuela, aceptaron que se disminuyeran sus sueldos. Además, cuando el 2 de mayo de 1919 se quemó el edificio de la Escuela y el Colegio, las clases no cesaron; se impartieron, tan normalmente como era posible, en farmacias particulares y en algunos laboratorios oficiales.

Reglamento de Drogas Peligrosas

En 1920, se elaboró un nuevo listado de drogas consideradas peligrosas (recuérdese que en 1903 y 1915 se habían listado y reglamentado las drogas peligrosas, por lo que el de 1920 fue el tercero). Con el propósito de conocer los medicamentos de la época, se citan a continuación unos cuantos ejemplos: cloroformo, cáñamo indio, opio, éteres anestésicos, cresol, escopolia, helecho macho y nuez vómica. (27)
 
Cambio de Profesores

Don Carlos Pupo, profesor de Farmacognosia, renunció en 1921, con lo cual concluyó veinte años de labor docente. En su lugar, se nombró al Dr. Teodoro Picado, quien renunció trece días después. Por su parte, el Lic. José Victory declinó el ofrecimiento de la cátedra. Por fin, se designó a don Marco Aurelio Soto, con lo que se solucionó el problema de inopia de profesores en esta disciplina (28).

Cursos Nuevos

Por petición del director de la Escuela, el 27 de enero de 1926 se creó un tercer curso de Farmacognosia, como parte de una reforma al plan de estudios de 1920 (29). Este hecho evidencia la importancia que tenía esta disciplina en los estudios de Farmacia.

En el currículum de 1927 aparecen tres cursos de Farmacología, en sustitución de los de Farmacognosia: uno en primero, otro en segundo y el último en tercer año de la carrera de Farmacia, cada uno con dos horas teóricas a la semana. (30)

Polícia y Docencia 

La política de que cada año, con la elección de la junta directiva, también se cambiaba al director y a los profesores, suscitó serios problemas, pues había cambio de profesores y curriculum de manera frecuente, lo que daba inestabilidad al estudio de la Farmacia y de la Farmacología (31,32,33). Afortunadamente, la situación se arregló cuando el personal de la Escuela se empezó a nombrar en forma permanente y por méritos, no por razones políticas; además, estaba próxima la fundación de la Universidad de Costa Rica y pronto la Escuela de Farmacia sería de su pertenencia y no del Colegio (34).
 
La Escuela de Farmacia, antes de la Universidad de Costa Rica, cumplió un gran propósito y su importancia le deparó un destacado lugar en la historia de las ciencias del país. Sus enseñanzas y recuerdos aún perduran, según expresó el Dr. Carlos Pupo Pérez, en su libro Nuestros Males:

Tal vez algunos conceptos resulten muy dogmáticos. El defecto si no tiene excusa, por lo menos se explica: veinte años de dar clases en la Escuela de Farmacia imprimen a las palabras entonaciones que nada tienen de eufónicas (35).