Historia - Página 4

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El Doctorado en Farmacia

En 1911 el Lic. Alfonso Pérez propone el doctorado en farmacia, idea que fue impulsada de nuevo en 1917, con un programa que contemplaba dos años más de cursos especializados después de terminar la licenciatura. En el primer año del doctorado destacaba, como una de las materias que se ofrecerían, la Materia Médica, es decir, aun en el nivel de posgrado se le otorgaba gran importancia a esta asignatura. Desafortunadamente, por falta de recursos económicos, este proyecto no se realizó (26).

Como se ha visto hasta el momento, desde la fundación de la Escuela de Farmacia, a la enseñanza de la Farmacología, con sus diversos nombres (Materia Médica, Farmacognosia, Farmacodinámica, etc.) siempre se le concedió mucha importancia, por lo cual no es de extrañar que, cuando en 1917 se modificó el reglamento de la Escuela y se implantó el sistema de tesis, los estudiantes pudieran elegir para la tesis, entre otros temas, la Materia Médica.

Los años difíciles para la Escuela de Farmacia

Los años de 1918 y 1919 fueron arduos para la Escuela de Farmacia, pero, por otro lado, afloró un aspecto positivo: ante la adversidad, los profesores mostraron sus firmes principios; en 1918, ante la reducción de la ayuda estatal a la Escuela, aceptaron que se disminuyeran sus sueldos. Además, cuando el 2 de mayo de 1919 se quemó el edificio de la Escuela y el Colegio, las clases no cesaron; se impartieron, tan normalmente como era posible, en farmacias particulares y en algunos laboratorios oficiales.

Reglamento de Drogas Peligrosas

En 1920, se elaboró un nuevo listado de drogas consideradas peligrosas (recuérdese que en 1903 y 1915 se habían listado y reglamentado las drogas peligrosas, por lo que el de 1920 fue el tercero). Con el propósito de conocer los medicamentos de la época, se citan a continuación unos cuantos ejemplos: cloroformo, cáñamo indio, opio, éteres anestésicos, cresol, escopolia, helecho macho y nuez vómica. (27)
 
Cambio de Profesores

Don Carlos Pupo, profesor de Farmacognosia, renunció en 1921, con lo cual concluyó veinte años de labor docente. En su lugar, se nombró al Dr. Teodoro Picado, quien renunció trece días después. Por su parte, el Lic. José Victory declinó el ofrecimiento de la cátedra. Por fin, se designó a don Marco Aurelio Soto, con lo que se solucionó el problema de inopia de profesores en esta disciplina (28).

Cursos Nuevos

Por petición del director de la Escuela, el 27 de enero de 1926 se creó un tercer curso de Farmacognosia, como parte de una reforma al plan de estudios de 1920 (29). Este hecho evidencia la importancia que tenía esta disciplina en los estudios de Farmacia.

En el currículum de 1927 aparecen tres cursos de Farmacología, en sustitución de los de Farmacognosia: uno en primero, otro en segundo y el último en tercer año de la carrera de Farmacia, cada uno con dos horas teóricas a la semana. (30)

Polícia y Docencia 

La política de que cada año, con la elección de la junta directiva, también se cambiaba al director y a los profesores, suscitó serios problemas, pues había cambio de profesores y curriculum de manera frecuente, lo que daba inestabilidad al estudio de la Farmacia y de la Farmacología (31,32,33). Afortunadamente, la situación se arregló cuando el personal de la Escuela se empezó a nombrar en forma permanente y por méritos, no por razones políticas; además, estaba próxima la fundación de la Universidad de Costa Rica y pronto la Escuela de Farmacia sería de su pertenencia y no del Colegio (34).
 
La Escuela de Farmacia, antes de la Universidad de Costa Rica, cumplió un gran propósito y su importancia le deparó un destacado lugar en la historia de las ciencias del país. Sus enseñanzas y recuerdos aún perduran, según expresó el Dr. Carlos Pupo Pérez, en su libro Nuestros Males:

Tal vez algunos conceptos resulten muy dogmáticos. El defecto si no tiene excusa, por lo menos se explica: veinte años de dar clases en la Escuela de Farmacia imprimen a las palabras entonaciones que nada tienen de eufónicas (35).

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